¿Cómo era la momia Juanita, la famosa inca encontrada en un volcán de 6.000 metros en Perú? Científicos logran reconstruir su rostro

 ¿Cómo era la momia Juanita, la famosa inca encontrada en un volcán de 6.000 metros en Perú? Científicos logran reconstruir su rostro

La momia Juanita, también conocida como la Doncella de Ampato, ha cautivado a científicos y turistas durante más de dos décadas. Encontrada en 1995 a más de 6.000 metros de altura, en el volcán Ampato, en la provincia de Caylloma, Perú, el cuerpo de esta joven inca ha permanecido intacto durante siglos gracias al frío extremo del lugar. Sin embargo, tras 500 años, la momia ha cobrado vida nuevamente, esta vez en un busto de silicona que permite ver cómo era el rostro de la adolescente.

Este trabajo de reconstrucción se llevó a cabo por un equipo de científicos polacos y peruanos, en colaboración con el arqueólogo Oscar Nilsson, experto en reconstrucciones faciales. A través de una serie de tecnologías avanzadas, como tomografías computarizadas y escaneos de su cráneo, los investigadores lograron recrear un rostro hiperrealista de la joven sacrificada en un antiguo ritual inca.

El proceso de reconstrucción del rostro de la momia Juanita fue un trabajo monumental que involucró la colaboración de científicos de la Universidad de Varsovia, especialistas en tomografía computarizada de laUniversidad Johns Hopkins de Baltimore, y el escultor Oscar Nilsson. El equipo utilizó escaneos 3D, imágenes digitales del cráneo de la niña y análisis de su ADN para crear un busto en silicona.

Según Dagmara Socha, arqueóloga del Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia, el rostro de la niña fue modelado primero en arcilla y luego convertido en un molde de silicona. Nilsson, quien tiene una vasta experiencia en reconstrucciones faciales, dedicó más de 400 horas al modelado detallado de cada rasgo. Este busto revela una joven con ojos negros, piel bronceada y pómulos altos, una representación que, según Socha, da la «impresión híperrealista de estar mirando a una persona viva».

Edward Leyton

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